VAMPIROS IRLANDESES O CÓMO DRÁCULA NO ERA EXACTAMENTE TRANSILVANO





Si vamos a hablar de vampiros, en general, nos trazamos una línea que empieza, por más que sepamos que son casi universales e inmemoriales, en las regiones eslavas y casi nadie pensaría en buscar personajes vampíricos en las regiones celtas. Más bien se sigue el recorrido histórico del vampiro por Francia, Alemania y al final Inglaterra, Pero, hablando de literaturas en lengua inglesa, pocas veces reparamos en que dos de los principales tipos de vampiro que signaron y signan las señas de identidad de este personaje no son precisamente ingleses. Los famosos Carmilla y Drácula, son producto de dos destacados autores irlandeses: Joseph Sheridan La Fanu y Bran Stoker. Carmilla, que está considerada la primera novela moderna de este tema y cuyo personaje principal revolucionó la relación del vampirismo con el erotismo, fue -aún es- una obra influyente y bien conocida que seguramente contribuyó a crear la estructura y algunas escenas de la más famosa historia de tema vampírico: Drácula.


Por su parte, el reverenciado Ulises, de Joyce, tampoco es ajeno a usar al vampiro como imagen y referencia de sexualidad, necesidad y divinidad incluso. No solo se le atisba en la nigromántica alucinación del episodio 15, no casualmente llamado "Circe", donde la madre de Stephen se levanta de la muerte y lo atormenta, y a la que Stephen había llamado en el primer capítulo "¡vampiro!, ¡mascador de cadáveres!" quizá porque siendo la madre católica ferviente era vampiro en cuanto que bebía la sangre de Cristo y masticadora de cadáveres por comer el cuerpo de Cristo. No se puede olvidar que en la obra Joyce llegó a referirse a Dios como "vampiro pantera negra" que gustaba de vírgenes como víctimas, llevando la reflexión a la idea de que la creación era por naturaleza un proceso destructivo.

Sin embargo, y a pesar de estos ejemplos y de que Irlanda está considerada un país supersticioso y con acentuado gusto por lo sobrenatural (siempre se reconoce su legado acerca del pequeño pueblo de las hadas), pocos mencionan a los vampiros como una de las criaturas propias de las leyendas hibernesas. Quizá habría que repensar este asunto.

Hay que recordar primero que la construcción irlandesa Dreach-Fhoula (Dreach-Shoula, Droch-Fhoula) se pronuncia droc'ola y significa "mala sangre" o "sangre contaminada". Actualmente esta frase significa principalmente "disputas de sangre", sean entre personas o entre familias, pero es posible que Dreach-Fhoula tenga una connotación más antigua ligada directamente al recuerdo de una enfermedad que debilitaba a las personas y que, al parecer, se relacionaba con la pérdida de sangre. Durante una conferencia en 1961, el archivista de la Irish Folklore Comission, Sean O 'Suilleabhain, al tocar este tema mencionó un sitio al que llamó Du'n Dreach-Fhoula (pronunciado droc'ola) o "Castillo del salvoconducto de sangre". Este lugar, que cobraba un sangriento impuesto por el tránsito, supuestamente era una fortaleza que custodiaba un paso solitario en el Magillycuddy Reeks, en Kerry, y estaba  habitada por hadas que cambiaban de forma y bebían la sangre de quien osaba aventurarse en sus dominios. O'Suilleabhain no dio nunca la ubicación exacta del castillo y los historiadores e investigadores de folclor vampírico han pasado años buscando información o locaciones que les permitan asentar más eficientemente esta teoría, pero hasta el momento no han tenido éxito. Sin embargo, no es del todo desdeñable la posibilidad de que la Du'n Dreach-Fhoula pudiera haber inspirado el nombre Drácula en lugar de que lo hiciera Vlad Dracul, ya que hay que considerar que Bram Stoker bien podía conocer estas tradiciones irlandesas y que nunca visitó Transilvania, obteniendo todos sus datos de la región en que sitúa a su vampiro de relatos de viajeros que regresaban de Europa Oriental. Otro argumento que se esgrime con frecuencia para avalar los orígenes irlandeses de su vampiro es que la madre de Stocker era una buena narradora y, habiendo vivido durante la gran Hambruna de Irlanda, se decía que había alimentado a Bram con vívidas descripciones de los rostros famélicos de aquellos hombres y mujeres de ese triste período de la historia irlandesa que ella había visto cuando niña. Rostros pálidos, demacrados y cuerpos flacos, esqueléticos, de muertos apenas vivos que deambulaban por los caminos. Igualmente se le atribuye a la madre de Stocker el haberle contado, también relacionadas con la gran hambruna, historias de canibalismo.




Sin embargo, la conexión de Irlanda con los vampiros y particularmente con Drácula  no termina ahí. El folclor irlandés siempre es rico, basta excavar un poco y se encuentra cualquier cosa que se busque. Y una de las criaturas hibernesas que con facilidad podría ser considerada vampírica es la Dearg-due (o Dearg-dul, Dearg-dur, Dearg-dililat o Dearg-diulai, formas todas que nos hablan de lo rojo y lo fluido) o Red Blood Sucker (bebedora de sangre roja), cuya representante más famosa está supuestamente enterrada cerca de la Torre Strongbow en la ciudad de Waterford (en realidad, cuando se quiso documentar el hecho no se encontró ni la torre). La historia dice que la Dearg Due era una mujer de extraordinaria belleza que tras una patética historia de amor estorbado, ambición paterna y casamiento forzado había muerto en circunstancias misteriosas, pero que, una vez enterrada, no permaneció en su tumba, sino, en venganza del maltrato que sufría a manos de su marido y que la había empujado al suicidio, se levantó y llevó a la muerte a su esposo malvado y a su interesado padre. Esta justa venganza, sin embargo, la convirtió en un espectro necesitado de sangre que empezó a deambular las noches de luna llena (otras versiones señalan que solo se levanta en el aniversario de su muerte) para asolar a los hombres de la región. Lo interesante de este vampiro es que, más allá de su alimentación, se comporta más como un hada, una auténtica willi, que como una depredadora violenta, ya que sus artes son seducir a sus víctimas bailando e incitándolos a hacer lo mismo hasta que caían desfallecidos, momento que aprovechaba para alimentarse de su sangre. La manera de librarse de ella fue haciendo un montículo de piedras sobre su tumba, rasgo en el que algunos ven una influencia celta o precelta, o bien una racionalización mencionando que las piedras no la destruirían, sino solo evitarían que volviera a levantarse.


Pero regresando a Drácula, queda aún la historia de la Leacht Abhartach, sitio que se dice que Bram Stoker visitó, por lo cual, se asume estaría familiarizado con la leyenda recopilada por Patrick Weston en su The Origin and History of Irish Names of Places (publicado apenas 12 años anterior a la famosa novela del conde vampiro). Esto estimuló la explicación alternativa de que Drácula y el conde homónimo estén basados no en el célebre príncipe de Transilvania Vlad Dracul sino en Abhartach, un personaje del folclor irlandés, la hipótesis ha sido repetida por los estudiosos irlandeses desde hace mucho. 

¿Cuál sería entonces esta historia irlandesa que podría considerarse la fuente alternativa de la más conocida historia de vampiros eslavos? La de Abhatach, un misterioso y cruel jefe celta podría ser la más famosa leyenda de los neamh mhairbh (los no muertos). Este nombre, primera pista en la dirección alternativa, está compuesto por dos palabras antiguas, Neamh que deriva del irlandés medio Nem, y éste a su vez del irlandés antiguo Neb, que no solo significa "no", sino da testimonio de ausencia de una cualidad; a su vez Mairbh proviene del irlandés antiguo Marb (muerto), derivado del proto-céltico Marwo (cádaver, cuerpo desprovisto de vida). Estos vampiros irlandeses, los neamh-mhairbh se caracterizaban por ser pálidos seres hediondos que muchas veces roían sus propias extremidades en sus tumbas, y que no podían ser muertos sin la ayuda de rituales complejos y la traducción más literal que puede darse es la de "no-muertos".
     
La muy irlandesa historia de Abjartach se desarrolla en las colinas del Ulster, en el condado de Derry, concretamente en Glenullin. En el campo, cerca de Slaughtaverty, hay un monolito conocido actualmente como el Dolmen de Slaughtaverty, pero tradicionalmente ha sido llamado "La tumba del gigante" o bien "Leacht Abartach" (la losa de Abartach). Sobre la supuesta tumba crece un arbusto de espino bajo el cual, se dice, puede verse aún una piedra grande y pesada que explicaría el nombre en godélico. Estaríamos en presencia de los restos de lo que supuestamente fue el rico sepulcro donde yacen los restos (o no tan restos) del malvado enano Abartach.

Sí, curiosamente, quien yace bajo la tumba del gigante es un enano y un neamh-mhairbn llamado Abhartach (avartagh significa enano, en irlandés, pero lo interesante es que los neamh-mhairbn siempre son descritos como de gran estatura), al cual hay fuentes que lo señalan no necesariamente como enano sino solo deforme; pero todas las historias coinciden en considerarlo un poderoso mago y un tirano inclemente al que su propia gente temía y odiaba. Y sí, su pueblo estaba harto de él, pero eran incapaces de hacerle frente, así que no pudieron sino buscar ayuda y la encontraron en el gran guerrero Cathrain, del clan O'Kane, En realidad esta leyenda es una en la que la maravilla sirve para legitimar a un héroe y su familia. Y esta es la historia de como, a finales del siglo V, los O'Kane, descendientes de Niall de los Nueve Rehenes, se volvieron los señores de la zona gracias al combate entre el héroe Cathrain de los O'Kane (la familia O'Kane es de hecho Ó Catháin, es decir, el clan de Catháin) y Abhartach, un malvado enano, mago y vampiro.

La historia cuenta como, llamado en auxilio de las víctimas de Abhartach, Cathrain acudió a la lucha y derrotó y mató al enano y éste fue enterrado de pie en su tumba (tal como era la tradición celta), pero al día siguiente reapareció en sus tierras, más cruel que nunca y exigió, para poder mantener vivo a su cadáver, un gran cuenco de sangre que debía ser extraída de sus parientes y súbditos. Cathrain, el jefe de los O’Kane, lo mató por segunda vez y lo volvió a enterró igual que la vez anterior, pero el malvado Abhartach no se quedó quieto y nuevamente escapó de la tumba, exigió una vez más su tributo de sangre y aterrorizó a la región aun más de lo que lo hacía cuando estaba vivo. 

Cathain entonces consultó a un druida (en algunas versiones posteriores a un santo varón llamado Eoghan) que le reveló que el enano era un neamh-mhairbh, un dearg-diúlaí (un bebedor de sangre humana) imposible de matar, por lo que solo se le podía impedir que se levantara y le dio instrucciones para ello. De acuerdo con sus indicaciones, Cathain mató al enano por tercera vez, pero ahora con una espada de madera de tejo y lo volvió a enterrar, pero esta vez con la cabeza hacia abajo, regando a su alrededor cenizas y espino blanco que habrían de fijarlo a la tierra y poniendo sobre sus pies una gran loza que garantizaría que el vampiro se quedara quieto. Tal es la lápida que aún permanece en Leacht Abhartach y que debe seguir en su sitio por siempre, pues si es retirada, el no muerto volverá a reclamar la sangre de su pueblo. El héroe de los O´Kane levantó un rico sepulcro para que nadie olvidara el peligro que yacía bajo la piedra.

Esta leyenda permanece viva y se ha incluso incrementado con narraciones folclóricas que dan cuenta de desgracias sucedidas a todos aquellos que han intentado acercarse de más o cavar en la tumba. Se cuenta, por ejemplo, que a finales del siglo XX un grupo de lugareños trataron de despejar el terreno y empezaron por cortar el espino usando sierras eléctricas, con tan mala fortuna que la cadena de una de ellas se rompió y cortó la mano a uno de los trabajadores, pagándose así el tributo de sangre de Abhartach.

Las semejanzas entre esta leyenda irlandesa y la novela de Stoker son evidentes, el conde moldavo, tal como el tiránico enano irlandés y los neamh-mhairbh, es un pálido y delgado personaje con fotofobia, mal olor, delgado y, sobre todo, se alimenta de la sangre de su pueblo. Tiene grandes poderes que impiden que su gente se defienda de él y no puede morir si no es con una estaca de madera que se clave en su corazón. Y, más importante que el resto, es un no muerto (neamh-mhairbh), término más que famoso para designar a los vampiros.

Las historias vampíricas en Irlanda no acaban ahí, pero serán motivo de otras notas en las que trataré de pasar revista a las historias de otros bebedores de sangre celtas que lo mismo pueden pertenecer al pueblo de lo que normalmente llamamos hadas (la Baobhan sith, especie de Banshee escocesa, o el Lhiannan Shee de la Isla de Man) que a hombres que se desvían del camino recto y terminan condenándose a ser no muertos (Cormac Tadhg MacCarthy o Tadhg Caoch "Tadhg un solo ojo" O'Carroll). Que pueden lo mismo relacionarse con la tradición artúrica que con las fiestas de regreso de los muertos que ahora llamamos Halloween. O bien ser criaturas sobrenaturales que se alimentan casi asépticamente de los seres humanos que feroces guerreros humanos que se dice bebían la sangre de sus enemigos vencidos.


 

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